jueves, 11 de octubre de 2018

¿Sin gotitas de esperanza?

Cuando hablamos de no perdemos la esperanza, ¿a qué nos referimos sinceramente?

A la falta de poder hacer algo o al darse por vencido.

LOGROS que deseamos conseguir y retrocedemos por miedo, viéndonos así omo insuficientes e inseguros de poder demostrar que lo podemos intentar.

A veces, confundimos esperanza con optimismo. No son lo mismo, aunque se complementan. El optimismo es algo más constante, es decir, es la actitud que adoptamos para enfrentarnos a la vida. La esperanza, sin embargo, no está siempre con nosotros, aparece de manera puntual, cuando pensamos que es necesaria para un momento determinado.

Con esperanza construimos, es un sentimiento positivo basado en la realidad. Se produce cuando anhelamos, deseamos, creemos y queremos alcanzar una meta. Sin embargo, no siempre conseguimos lo que nos proponemos. Hay ocasiones en las que diseñamos nuestros objetivos basándonos en irrealidades y alimentamos lo que llamamos falsas esperanzas.

Las personas con esperanza suelen conseguir buenos resultados en aquello que se proponen. Es una fuerza que nos empuja actuar, nos motiva, nos fortalece y nos ayuda a tomar decisiones.

Siempre va acompañada de emociones positivas como son la confianza, el entusiasmo o la felicidad. La desesperanza, sin embargo, se relaciona con sentimientos negativos como la desidia, la inseguridad o la desilusión

La esperanza también nos brinda una oportunidad de crecer. Aquellas personas “esperanzadas” se sienten más capaces de superar los obstáculos que se presentan en la vida. Por el contrario, la falta de esperanzas se alía con el miedo, nos hace más inseguros, nos paraliza y nos impide intentarlo.

Pero la vida no siempre nos ofrece su mejor cara y nos brinda la posibilidad de facilitarnos el camino. Por mucha ilusión y por mucho empeño que pongamos, la esperanza no es una pócima mágica que nos asegura el éxito.

No dejes que los obstáculos te detengan, si percibes que empiezas a desesperar, intenta ser más positivo, buscar nuevos caminos. Mira al futuro con optimismo, porque puedes alcanzar lo que deseas y, si no lo consigues, nadie podrá quitarte la satisfacción de haberlo intentado con todas tus fuerzas.

De la igualdad de habilidades surge la igualdad de esperanzas en el logro de nuestros fines.

Thomas Hobbes (1588-1679) Filósofo y tratadista político inglés.


martes, 2 de octubre de 2018

Octubre: La ilusión

No
No al miedo. No a cualquier circunstancia. Las ilusiones. La ilusión sirve para no rendirnos, para llenarnos de aliento y empujarnos a conseguir nuestros objetivos a largo plazo. Sin embargo, con el paso de los años parece como si el depósito de nuestras ilusiones se fuera agotando.
¿Qué te resulta fascinante?
Tener algo en mente nos crea alegría, ese pequeño subidón del "no todo tiene porque salir mal". No se puede evitar un desorden de sensaciones por parte de alguien. Esa persona te comprende, te conoce y te da motivos para olvidarlo. Es como no derrochar el tiempo y crear tu propia cuenta atrás para ciertos acontecimientos.
La ilusión está conectada a emociones positivas. Cuando nos ilusionamos nos sentimos bien, nos sentimos plenos y motivados. Nuestra mirada cambia. Nuestro estado emocional también. Nos sentimos entusiasmados y cargados de energía. Es un sentimiento que nos da fuerza.
Desde pequeños recurrimos a las ilusiones para construir nuestro proyecto de vida, para diseñar nuestros sueños y fijar nuestras metas. Vivimos con ella porque es la fuerza que nos empuja a alcanzar nuestros objetivos. La ilusión es nuestra compañera de viaje. Con ella pensamos dónde nos gustaría ir, qué nos gustaría ser o a quien nos gustaría tener a nuestro lado. La ilusión nos ayuda a hacer realidad nuestros sueños.
Pero la ilusión también crea tristeza y dolor.
Cultivar la ilusión como si fuera una flor.
No rechaces tus sueños. ¿Sin la ilusión el mundo que sería?”
Ramón de Campoamor