Cuando hablamos de no perdemos la esperanza, ¿a qué nos referimos sinceramente?
A la falta de poder hacer algo o al darse por vencido.
LOGROS que deseamos conseguir y retrocedemos por miedo, viéndonos así omo insuficientes e inseguros de poder demostrar que lo podemos intentar.
A veces, confundimos esperanza con optimismo. No son lo mismo, aunque se complementan. El optimismo es algo más constante, es decir, es la actitud que adoptamos para enfrentarnos a la vida. La esperanza, sin embargo, no está siempre con nosotros, aparece de manera puntual, cuando pensamos que es necesaria para un momento determinado.
Con esperanza construimos, es un sentimiento positivo basado en la realidad. Se produce cuando anhelamos, deseamos, creemos y queremos alcanzar una meta. Sin embargo, no siempre conseguimos lo que nos proponemos. Hay ocasiones en las que diseñamos nuestros objetivos basándonos en irrealidades y alimentamos lo que llamamos falsas esperanzas.
Las personas con esperanza suelen conseguir buenos resultados en aquello que se proponen. Es una fuerza que nos empuja actuar, nos motiva, nos fortalece y nos ayuda a tomar decisiones.
Siempre va acompañada de emociones positivas como son la confianza, el entusiasmo o la felicidad. La desesperanza, sin embargo, se relaciona con sentimientos negativos como la desidia, la inseguridad o la desilusión
La esperanza también nos brinda una oportunidad de crecer. Aquellas personas “esperanzadas” se sienten más capaces de superar los obstáculos que se presentan en la vida. Por el contrario, la falta de esperanzas se alía con el miedo, nos hace más inseguros, nos paraliza y nos impide intentarlo.
Pero la vida no siempre nos ofrece su mejor cara y nos brinda la posibilidad de facilitarnos el camino. Por mucha ilusión y por mucho empeño que pongamos, la esperanza no es una pócima mágica que nos asegura el éxito.
No dejes que los obstáculos te detengan, si percibes que empiezas a desesperar, intenta ser más positivo, buscar nuevos caminos. Mira al futuro con optimismo, porque puedes alcanzar lo que deseas y, si no lo consigues, nadie podrá quitarte la satisfacción de haberlo intentado con todas tus fuerzas.
De la igualdad de habilidades surge la igualdad de esperanzas en el logro de nuestros fines.
Con esperanza construimos, es un sentimiento positivo basado en la realidad. Se produce cuando anhelamos, deseamos, creemos y queremos alcanzar una meta. Sin embargo, no siempre conseguimos lo que nos proponemos. Hay ocasiones en las que diseñamos nuestros objetivos basándonos en irrealidades y alimentamos lo que llamamos falsas esperanzas.
Las personas con esperanza suelen conseguir buenos resultados en aquello que se proponen. Es una fuerza que nos empuja actuar, nos motiva, nos fortalece y nos ayuda a tomar decisiones.
Siempre va acompañada de emociones positivas como son la confianza, el entusiasmo o la felicidad. La desesperanza, sin embargo, se relaciona con sentimientos negativos como la desidia, la inseguridad o la desilusión
La esperanza también nos brinda una oportunidad de crecer. Aquellas personas “esperanzadas” se sienten más capaces de superar los obstáculos que se presentan en la vida. Por el contrario, la falta de esperanzas se alía con el miedo, nos hace más inseguros, nos paraliza y nos impide intentarlo.
Pero la vida no siempre nos ofrece su mejor cara y nos brinda la posibilidad de facilitarnos el camino. Por mucha ilusión y por mucho empeño que pongamos, la esperanza no es una pócima mágica que nos asegura el éxito.
No dejes que los obstáculos te detengan, si percibes que empiezas a desesperar, intenta ser más positivo, buscar nuevos caminos. Mira al futuro con optimismo, porque puedes alcanzar lo que deseas y, si no lo consigues, nadie podrá quitarte la satisfacción de haberlo intentado con todas tus fuerzas.
De la igualdad de habilidades surge la igualdad de esperanzas en el logro de nuestros fines.
Thomas Hobbes (1588-1679) Filósofo y tratadista político inglés.