¿Y si no te vas nunca?, no desapareces creando una preocupación a los que te rodean.
Aquel “ prometo portarme bien”.
Las cosas han cambiado ya nada es como antes. Un sentimiento que crea desorientación. Los rumbos de las brújulas marcan el norte, pero sin una dirección correcta.
Una pequeña desconcentración de las cosas, abiertas y cerradas, como a los sentimientos antiguos, los presentes y los futuros. Todavía estoy preguntando a aquella chica cuál es su mayor temor presente en su mente, y ni ella es capaz de contestar.
Y ya no tiene que ver con lo que pasa en su cabeza, su conciencia vive intranquila, intentando hallar una solución, la cual aparentemente no encuentra el punto de calma.
Sanará.
Algún día manifestará su dolor interior. Hasta entonces, cierra bajo llave.
L.lly